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A buen entendedor: La palabra yo

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Domingo, 1 de diciembre
TÚ TAMBIÉN, HIJO MÍO

“Ten cuidado con lo que haces”, cuenta Plutarco que le dijeron a César poco antes de los Idus de marzo. “Los pequeños favores pueden ser devueltos; los grandes solo pueden ser vengados”.

Lunes, 2 de diciembre
EL TIEMPO Y OTROS BICHOS

Qué bien trata el tiempo a algunas personas. Lo pienso mientras admiro a Esther García y la escucho hablar de su libro Alredor de la quintana. Un libro hermoso que reproduce el arca de Noé que eran las antiguas casas de la aldea, un libro lleno de maullidos, relinchos, cacareos, de amor a los animales, de amor al mundo tradicional, a los modos de vida que desaparecen pero quedan para siempre en la memoria.
            Abro el libro al azar y me encuentro con el gato Romeo que “mírame y ronronea sentáu enriba l’escritoriu, cuásique tapándome la pantalla l’ordenador, y, de xemes en cuando, xuega cola patina a cazar les lletres y el cursor que se mueve a bona velocidad”.
            Hay vidas a las que el tiempo que pasa hace más ricas y otras, las de la mayoría, en las que el tiempo que pasa es solo tiempo perdido.
            El tiempo quiere bien a quien lo emplea bien y nadie sabe hacerlo mejor que Esther García, tan seductora hoy como hace cuarenta años. El tiempo, como los perros y los gatos, quiere bien a quien le quiere bien.
            Yo también amo el tiempo que pasa, pero mi amor no es igualmente correspondido. 


Martes, 3 de diciembre
EN TODAS PARTES CUECEN HABAS

Leído en la sección de “Cartas al director” de un periódico ginebrino: “¡Suiza ya no es lo que era! Antes, cuando no había tanta emigración, las calles estaban limpias y el eco de cualquier valle repetía las palabras en las tres lenguas cooficiales del país”.

Miércoles, 4 de diciembre
CAMBIAR DE TRAJE

“Los nacionalistas dijeron en 1978 que tenían suficiente. Fuimos ingenuos al creer en ellos”, declara Alfonso Guerra en el titular de una entrevista con motivo del aniversario de la Constitución.
            “En aquel debate el nacionalismo de CiU y PNV se pronunció contra la autodeterminación. Es tremendo que al cabo del tiempo digan que siempre han defendido eso, ahora que defienden la independencia. No es verdad, sus representantes dijeron que la Constitución era su autodeterminación. Y ahora están en otra tesis. No son leales a lo que defendieron en 1978”.
            ¿No son leales? Es como si a quien una vez escogió un traje porque era el que mejor le sentaba de los que entonces había en la tienda se le acusa de no ser leal a esa elección por querer sustituirlo por otro treinta y cinco años después.
            Todo cambia, amigo Alfonso Guerra. ¿No van a tener derecho a cambiar los ciudadanos de Cataluña? Hoy, mayoritariamente, no aceptan la constitución que aceptaron en 1978. El pacto constitucional se ha roto. Esa constitución sigue siendo legalmente la de todo el Estado español, pero ya no es verdaderamente la de toda España.
            ¿Cómo hemos llegado a esa situación? Para mi un tiempo admirado Alfonso Guerra (ahora me encuentro muy lejos de su nacionalismo españolista), uno de los culpable es Zapatero y su promesa de que “se aprobaría en el Congreso lo que aprobase el Parlamento de Cataluña”. A mí me parece una promesa impecablemente democrática, teniendo en cuenta que la promesa se refería solo a los votos de su partido, ya que no podía comprometer los votos de los partidos ajenos. Y dando por sobre entendido que ese Estatuto se ajustaría a la legalidad. Y de que se ajustara se encargó la comisión que presidía precisamente Alfonso Guerra, a quien se le debe una desafortunada frase que ha contribuido a la situación actual bastante más que la de Zapatero; dijo Guerra que al estatuto catalán lo “habían cepillado” en el Congreso (lo que sonaba casi como que “se lo habían cepillado”). Luego ese Estatuto se aprobó en referéndum. Y fue denunciado al tribunal constitucional. Y este tribunal dictaminó que lo que había decidido el pueblo de Cataluña (no los políticos de Cataluña) no cabía en la constitución. El portazo que expulsó de España a Cataluña lo dio el tribunal constitucional, ese fue el pistoletazo de salida para la complicada situación de hoy, que no parece que tenga vuelta atrás (aunque eso nunca se sabe). Y en ese dictamen del tribunal constitucional (aunque perfectamente legal) hubo trampa: para que se produjera fue necesario que se recusara, con muy discutible criterio, a uno de sus miembros. Un criterio tan discutible que, si se aplicara ahora, habría que recusar al presidente del tribunal, Pérez de los Cobos, de la mayoría de los asuntos pendientes. O sea, jacobino y legalista Alfonso Guerra, que el que el Estatuto de Cataluña fuera o no constitucional dependía de que se consiguiera anular o no uno de los votos del tribunal. Con otras palabras, que no era una decisión técnica, sino política. Que la Constitución española permite diversas interpretaciones y era perfectamente posible una interpretación que incluyera las aspiraciones de Cataluña libremente expresadas en el referéndum que votó el Estatuto.
            Si no fue posible, no le eches la culpa a una frase, inteligente y generosa de Zapatero, sino a la mezquindad de otras frases y al integrismo nacionalista de otros comportamientos.
            Por otra parte, si los catalanes dejan de ser españoles (a mí solo me gustaría que siguieran siéndolo si quieren seguir siéndolo), no se trataría de los primeros en hacerlo. Que Alfonso Guerra lea la segunda constitución española, la de Cádiz (la primera fue la de Bayona) y verá quiénes era entonces españoles y quiénes, muy poco después, decidieron dejar de serlo. Y tan contentos ellos (mejicanos, argentinos, chilenos…) y tan contentos nosotros.


Jueves, 5 de diciembre
UTILIDAD DE LA FILOSOFÍA

“Yo he logrado desde la filosofía –declara Gustavo Bueno en un artículo que encomia, con toda razón, a Emilio Sagi– que al menos cinco personas no hayan escrito una novela”.
            ¡Y luego dicen que la filosofía no sirve para nada!


Viernes, 6 de diciembre
HOJAS SECAS

Si dejáramos de soñar, se derrumbaría el universo.
            Todas las pompas deberían de ser fúnebres.
            Hay personas capaces de los mayores crímenes para mantener intacta su buena reputación.
            Era el mayor de los hipócritas: no hablaba nunca de sí mismo, pero no pensaba en otra cosa.
            El fracaso es la única forma honorable del éxito.
            Quienes consiguen lo que quieren no suelen querer lo que consiguen.
            La virtud está sobrevalorada.
            Yo soy mi peor amigo y mi mejor enemigo.
            Se fiaba tan poco de sí mismo que nunca se contaba sus propios secretos.
            Estaba orgulloso de no ser nada orgulloso.
            El que alaba nunca se equivoca, al menos en opinión del alabado.
            Enamorarse es entrar en una celda, echar la llave y tirarla por la ventana.
            No seas demasiado feliz: trae mala suerte.
            La madurez nos devuelve aquello que perdimos al dejar de ser niños
            No te fíes de quien no se apasiona en una discusión; sería capaz de cometer las mayores atrocidades sin inmutarse.
            Conviene no morir demasiado pronto, pero tampoco demasiado tarde.
            Los hombres llaman inmortalidad a que se siga hablando de ellos después de muertos.
            El tiempo va tan deprisa que a veces no tiene tiempo para nada.
            La verdad carece de sentimientos, solo las mentiras son capaces de ser piadosas.
            No te importe repetirte; como nadie escucha, nadie se dará cuenta.
            La poesía gusta de estar en cualquier parte, pero es alérgica a la mayoría de los libros de versos.
            Emborracharse de alcohol no es la peor manera de emborracharse; tampoco la mejor.
            La verdad rara vez hace gracia.
            El verdadero amor casi nunca es amor y nunca es verdadero.
            Hay cierta coquetería en no disimular del todo nuestros defectos.
            Los vanidosos suelen ser personas encantadores; a los orgullosos no hay quien los aguante.
            Nunca he sido capaz de estar enamorado, pero he aprendido a fingirlo tan bien que pocos notan la diferencia.
            Los creyentes son los perros de la divinidad; los ateos, sus díscolos gatos.
            La poesía es prosa que camina de puntillas.
            La prosa es poesía de andar por casa.
            El hombre crea el mundo a su imagen y semejanza.
            Pobre del que cuando está solo no está bien acompañado.
            La palabra más solidaria, aquella en la que caben todos, en la que todos pueden reconocerse es la palabra yo.


Sábado, 7 de diciembre
PRÍNCIPE DE AQUITANIA EN SU TORRE ABOLIDA

Las noches en que uno tarda en dormirse son buenas para hacer balance. Luego soñé con la torre degli Sciri, en la via dei Priori, en Perugia, un alto prisma pétreo, ciego, sin ninguna ventana, que de lejos recordaba algo a la arquitectura de la Torres Gemelas y, de cerca, a las construcciones geométricas que se alzan en las plazas metafísicas de Giorgio de Chirico.
            Soñé que yo vivía en esa torre, a salvo de las asechanzas del mundo. Y al despertar me vinieron a la memoria unos versos de Ricardo Reis: “No solo quien nos odia o nos envidia / nos limita y oprime; quien nos ama / no menos nos limita”. Por eso pide a los dioses que, libre de afectos, “tenga la fría libertad / de la cumbres desnudas”.
            Esa fría libertad es la que yo he pretendido buscar, creía tener. En el sueño estaba en la alta torre, invulnerable a todo. Pero solo en el sueño.
            Basta el menor soplo para derribar las murallas con las que creo protegerme.
            El odio puede poco contra mí, la envidia menos, al desamor estoy acostumbrado.
            Como una ducha bien fría al levantarme, el rechazo ajeno –estoy acostumbrado– me pone alerta y me fortaleza. Otra es la causa de mis males, de que el castillo en que me encierro sea un castillo de vulnerable arena.

            Puedo vivir sin ser amado, pero no puedo vivir sin amar a las criaturas de este mundo, y a unas pocas de ellas en particular. Si pudiera, sería invulnerable. 



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