Sábado, 1 de octubre
SAVATER Y YO
“Como todos los enemigos mortales, comenzamos siendo los mejores amigos”. De Fernando Savater ni soy enemigo mortal ni he sido nunca amigo. Le admiré mucho, eso sí, y me contagió a menudo su entusiasmo por lecturas y lugares, pero luego su nacionalismo antinacionalista, me fue alejando. Enemigo no soy, pero creo que he escrito cosas poco agradables sobre este catedrático de ética. Recuerdo un artículo en el ABC, a propósito de no sé qué libro suyo, en el que dudaba, no ya de que lo hubiera escrito él, sino de que ni siquiera lo hubiera leído. Era la transcripción de los guiones de una serie sobre escritores y ciudades con errores de bulto, y bien risibles. Para no enfadarme, aunque sigo leyendo el diario en el que colabora, hace tiempo que dejé de leer sus columnas. Hoy me llama un amigo escandalizado.
—Si había alguna duda de tu deriva, no ya hacia la derecha, sino hacia la extrema derecha, acaba de desaparecer. ¡Coincides con Fernando Savater en aplaudir a Giorgia Meloni! Nunca creí que pudieras caer tan bajo.
No me queda más remedio que leer lo que dice Savater. Y ciertamente, salvo las dos últimas frases, coincidimos. Sonrío cuando, en estilo indirecto libre, parodia la escandalera de los democratoides: “¡Nuestras instituciones comunes están en peligro, que nos salve Bruselas! Si los europeos no saben lo que les conviene, los fondos para la recuperación se los va a dar Rita. ¡Hasta ahí podíamos llegar!”
—Qué difícil es hacer razonar a los defensores de las esencias. A la mayoría de la gente solo les cabe una idea en la cabeza, y esa de perfil. Estar de acuerdo con una de las medidas que aplica un político, no significa aplaudir todo su programa.
—También Hitler, como Meloni, llegó al poder en unas elecciones.
—Hitler es muy socorrido en estos casos. Que yo sea vegetariano, como al parecer lo era él, no significa que aplauda el Holocausto. De Giorgia Meloni me gusta que fue la única que no se apuntó al gobierno Draghi para participar en el botín de los fondos europeos (que no sé yo muy bien de dónde salen, teóricamente la economía de todos los países mermó con la alocada gestión de la pandemia) y que protestó cuando los ciudadanos que, haciendo uso de su derecho, no se vacunaron quedaron excluidos de la vida civil, parias que debían organizarse por su cuenta para poder viajar de una ciudad a otra. Aplaudo eso. Del resto de su programa discrepo en casi todo. Pero de ahí a pensar que su elección pone en peligro la democracia va un cierto trecho.
—Pone también en cuestión la Unión Europea y la unión de todos contra Rusia.
—Pues qué quieres que te diga, a mí que ponga en cuestión ese chiringuito, que cada vez huele peor, no me parece del todo mal, lo que no significa que yo haya dejado de ser europeísta, como Londres no ha dejado de ser Europa, de lo mejor de Europa, por haber conseguido abandonar cierto club que, al menos teóricamente, era voluntario.
—De ti yo ya me espero cualquier cosa.
—Que yo grite “bravo, Savater” por reírse en la cara, y en su periódico, que es el mío, de los demócratas de boquilla, no quiere decir que esté de acuerdo con él en todo. Eso de que hay “entusiastas del terrorismo sentados en el Parlamento chantajeando al gobierno” es una grave acusación contra jueces, fiscales y hasta el tribunal constitucional que mirarían para otro lado ante semejante barbaridad. Si eso fuera así, no ya la Venezuela de Nicolás Maduro, sino hasta la Rusia de Putin podrían darnos lecciones de respeto a la ley. Qué mala opinión de España tienen los españolistas. En fin, que coincido con Savater, amigo Piquero, ma non troppo.
Domingo, 2 de octubre
BOWIE Y YO
Veo Moonage Daydream, el documental de Brett Morgen sobre David Bowie, tan caótico como hipnótico, y se me ocurre pensar que Bowie, el hombre de las mil caras, fue el Fernando Pessoa de las estrellas del rock. Sus heterónimos no los llevó al papel sino al escenario. Era más o menos de mi edad —nació tres años antes— y me dedico a comparar su vida, no con la de Pessoa, sino la mía. Cara y cruz. El músico que concitaba multitudes y el solitario que pasa la vida de incógnito, el que vive errante por el mundo y el que apenas duerme una noche o dos fuera de casa. Pero de vez en cuando, entre el glamour y el maquillaje, asoman las sombras de la vida privada: esa distante madre, ese admirado hermano mayor que padece esquizofrenia, ese miedo a las trampas del amor. Pessoa también estuvo obsesionado con la locura. ¿“A debida distancia, / cualquier vida es de pena”, como escribió Francisco Brines? También todo lo contrario: de asombro y maravilla. ¡Qué antiguas nos resultan todas las escandalosas modernidades del primer Bowie! Admiro su capacidad de reinvención y búsqueda, su aceptación del caos como único principio organizador del universo. Y él, con toda su fama, esté donde esté, hoy me admiraría a mí, que sigo vivo, que sigo siendo el rey del mundo, aunque nadie más que yo —y quien me quiere— lo sepa.
Lunes, 3 de octubre
MACHADO Y YO
No sé si, como Antonio Machado, soy un hombre bueno en el buen sentido de la palabra (me temo que solo soy bastante bueno), pero de lo que estoy seguro es de que no soy “un hombre al uso que sabe su doctrina”, alguien que, ante cualquier cuestión, responde exactamente lo que se espera de un votante de la derecha, extrema o no, o de la izquierda más o menos lerda.
Martes, 4 de octubre
VÁLGAME DIOS
Al artista le sienta bien un poco de misterio. ¿Es necesario conocer la biografía de un autor para entender mejor su obra? Sí, pero sin entrar en demasiados detalles. Los que figuran en la solapa de un libro deberían ser suficientes. Las menudas anécdotas biográficas humanizan a veces, pero más a menudo simplemente empequeñecen. La imagen que el autor nos transmite a través de su obra es su verdadera biografía. En sus “memorias informales”, Personas y personajes, cuenta Alfredo Marqueríe que, entre 1927 y 1929, se reunía en el Café del Norte con otros jóvenes estudiantes segovianos. Un sábado vieron entrar a Antonio Machado; tomó asiento junto a una mujer que le estaba esperando. “Morenucha y delgada”, se parecía “enormemente” a Leonor, indica Marqueríe, Salieron poco después cogidos del brazo. A la tarde siguiente, abordaron a la mujer, “que montaba allí su guardia a la caza de posibles clientes”: “¿Conoces mucho a ese señor?”, “Viene todos los sábados a buscarme”, “¿Y sabes quién es?”, “Debe ser un sabio. Entiende de todo y me dice cosas muy bonitas. Tiene conmigo unas delicadezas que no merezco, como si en lugar de ser lo que soy fuera una señorita”, “¿Cómo le conociste?”, “Como a todos. Le dije: ¿Quieres venirte conmigo? Y cuando le despido le digo que vuelva pronto y le llamo serrano”, “¿Por qué?”, “Porque así llaman en mi pueblo a los de Segovia. Y creo que es de allí. Le gustan mucho unos tiestos con rosas que tengo en mi balcón, en la calle de Válgame Dios. Por las mañanas se despierta cuando suenan las campanas del convento de las Góngoras. Y a veces escribe algo en un cuadernillo”.
Añade Marqueríe que, gracias a esa mujer, pudo descifrar algunos versos de Machado: “Y rosas en un balcón / a la vuelta de una esquina, / Calle de Válgame Dios. / Amores por el atajo, / de los de ‘vente conmigo’, / ¡que vuelvas pronto serrano!’ / Me despertarán / campanas del alba / que sonando están”.
La anécdota apesta a apócrifa. ¿Cómo iba a saber Marqueríe, nacido en 1907, que aquella mujer se parecía extrañamente a Leonor, muerta en 1912, y de la que entonces no se conocían fotografías? ¿Cómo iba a dormir el poeta, cuando volvía de Segovia el fin de semana, fuera de la casa que compartía con la madre y el hermano? Todo parece inventado a partir de los versos que supuestamente se pretenden explicar. Pero no importa. ¿Tendría sentido que un biógrafo minucioso se pusiese a averiguar si Machado frecuentaba o no prostitutas, cómo se llamaban estas y cuánto les pagaba? Después de leer la biografía que Miguel Dalmau le dedica a Gil de Biedma, tardamos en poder volver a sus versos. También después de leer su diario póstumo. A veces es el propio escritor el más desconsiderado biógrafo de sí mismo y nos cuenta cosas, como si estuviera en un confesionario, que hubiéramos preferido no saber.
Miércoles, 5 de octubre
VENTAJAS DE NO SER NADIE
En todo hay pros y contras. No ser una celebridad tiene la ventaja de que nadie va a dedicar años de su vida a indagar sobre tu vida y sacar a luz todos tus trapos sucios, reales o inventados.
—¿Tienes tú muchos trapos sucios, Martín?
—Creo que no. Solo triviales miserias, como todo el mundo.
Jueves, 6 de octubre
QUÉ COSAS
“Bruselas prepara un nuevo paquete de sanciones contra Rusia”, leo. Pero son los ciudadanos europeos los que se echan a temblar. Vivir para ver.
Viernes, 7 de octubre
YA LO DIJO WILDE
Hay dos clases de comentaristas políticos: los inteligentes y aquellos cuya opinión no coincide con la nuestra.