Sábado, 23 de mayo
EN EL PARCHE
La felicidad es sentarse con dos amigos, esta mañana soleada, en una de las terrazas de la plaza del Ayuntamiento, que los avilesinos llamamos el Parche, muy cerca del palacio de Ferrera y de la calle porticada de San Francisco. Mis amigos, Edwin y Octavio, hablan de poesía y yo escucho, contra mi costumbre.
----En el acto de la creación --dice Octavio—intervienen la tradición y la invención. Para hacer un poema son necesarios ciertos patrones como el metro, la rima, las figuras retóricas. Todo eso viene ya dado, la tradición se lo transmite al poeta. Pero, al mismo tiempo, hay que decir algo nuevo, personal. Al escribir un poema se inventa algo y a la vez se repiten cosas ya muy antiguas. Si se inventa demasiado, el texto es incomunicable. Si se inventa poco, también es un desastre; el texto no dice nada que pueda interesar a los demás.
----Leí en alguna parte que, según la Cábala, en el principio existía la palabra de Dios, un lenguaje universal, original, y que luego se perdió o se fragmentó. La poesía es el intento de recuperar ese texto perdido o ausente.
----La poesía es cosa de dos, un hablante y un oyente, como el lenguaje. Pero a veces son uno: cuando hablamos con nosotros mismo o con Dios. En la frontera entre Bolivia y Paraguay existe, según me han contado, una tribu nómada que se dedica a la caza y a la recolección de frutos. Acampan al anochecer y, tras cenar, los hombres salen a enfrentarse con la noche por cada uno de los cuatro puntos cardinales. Las mujeres y los niños se quedan en el campamento. Los hombres, separados unos de otros, componen poemas que recitan a los espíritus nocturnos. Es una especie de poesía épica que el cazador compone solo para la noche y sus presencias misteriosas.
Edwin Honig, poeta norteamericano, traductor de Lorca y de Pessoa, conversa con Octavio Paz en Cambridge, Massachusetts, una mañana de octubre de 1975. Yo los escucho ahora en un número de la Revista de Occidente que acabo de encontrar en mi casa de la calle Rivero.
Para mí el placer del café está ligado al de la buena conversación. Los amigos unas veces están en cuerpo y alma, otras en tinta y en papel, pero no por eso menos presentes.
----De aquella palabra primordial, de aquel perdido lenguaje originario del universo, nos llega un eco, solo un eco, en la palabra de los poetas –concluye Octavio.
Y yo cierro la revista, me entretengo con el ir y venir de la gente, bebo un sorbo de café y trato de escuchar ese eco remoto: “Algunas noches, / al oído nos habla / el universo”..
Domingo, 24 de mayo
BUENA COSTUMBRE
En mi infancia, el sol de los domingos brillaba de otra manera que el resto de la semana. Había perdido esa buena costumbre, pero poco a poco está recuperándola.
Lunes, 25 de mayo
NO ME ARREPIENTO
Mejor me hubiera ido si fuera cierto, pero a pesar de todo prefiero ser como soy y que me vaya como me va.
Martes, 26 de mayo
EN EL VETUSTA
El placer de recuperar las viejas costumbres. Ayer, a las siete y media, llegué al Vetusta cargado de papeles. Había gente en la terraza, pero nadie dentro. Yo me senté en mi mesa favorita y allí repasé la pruebas del habitual cuaderno de Valdediós (este año no sabemos si irá o no acompañado de recital) y luego viajé un rato con El plan es no tener plan, donde Fernando Castiñeiras, que asistió a mi charla sobre Matilde Ras en Lisboa y luego me acompañó a cenar, cuenta un “viaje sin rumbo por Sudamérica”, como se subtitula el volumen, uno de esos viajes que yo siempre he soñado y que jamás me atrevería a hacer.
Hoy que quedado con uno de mis alumnos de este último curso, para comentar el relatado que me ha enviado. Se trata de una distopía que transcurre en 2030. Tras largo tiempo sin salir de casa, las autoridades sanitarias no lo recomiendan, un joven sale a comprar comida, cansada su madre de tener que ser ella quien se enfrenta al mundo exterior. Se encuentra con una realidad muy distinta de la que conocía. El relato me recuerda a alguna de las pesadillas que yo mismo he tenido en estos últimos tiempos.
Hablamos de literatura y yo, que siempre estoy pensando en términos de la historia de la literatura, me imagino un encuentro entre el joven Borges, nacido exactamente cien años antes que Mario, y Armando Palacio Valdés, nacido cien años antes que yo, allá por 1920. ¿Qué le parecerían al exitoso Palacio Valdés los primeros relatos de Borges?
No sé si mi acompañante llegará a ser Borges, pero de lo que estoy seguro es de que yo no soy Palacio Valdés, todo lo más un pequeño Clarín, aunque Clarín había muerto muchos años antes y su amigo le recordaba como un escritor frustrado por su mordacidad. A Palacio Valdés le quedaban todavía muchos años por vivir –en eso sí que me gustaría parecerme a él-- y pronto publicaría la obra suya que más me gusta, La novela de un novelista, donde cuenta las peleas entre los rapaces de mi calle, la calle Rivero, y los de Galiana.
Siempre pienso en términos de la historia de la literatura, ya digo, que es como la historia de mi familia. ¿Significa eso que pienso pasar a ella? Todos los escritores afirman que no les preocupa la posteridad. A mí sí. A fin de cuentas es el lugar donde voy a pasar la mayor parte del tiempo, cientos o miles de años.
Mis amigos sonríen cuando hablo de estas cosas.
----Lo más probable es que nadie se acuerde de ti, que la posteridad te haga tanto caso como ahora te hacen Babelia o El Cultural, me dice Ángel.
----No hablan de mí, pero eso no quiere decir q no sepan quién soy.
Con la historia de la literatura me pasa lo que con la historia a secas: ni la segunda ni la primera probablemente se acordarán de mí, pero yo procuro vivir como si dentro de cien años alguien fuera a escribir minuciosamente mi biografía y procuro que no haya en ella nada de lo que avergonzarme.Miércoles, 27 de mayo
MI BIBLIOTECA FAVORITA
Vuelven las lecturas en las cafeterías, mi biblioteca favorita. Cerrados todavía Los Porches, el café de la mañana es ahora en Antares, frente a mi casa. Esta mañana me toca una vez más Borges, que nunca cansa. Leer Borges profesor es como asistir a uno de sus cursos de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. Sonrío al leer la anécdota que cuenta de Chesterton. Resulta que le encargaron un libro sobre Robert Browning, un poeta al que conocía tan bien que todas las citas de sus poemas las hizo de memoria. El editor se escandalizó al comprobar que había errores y las hizo revisar. Borges piensa que fue una lástima que nos impidiera conocer cómo Chesterton había transfigurado los versos de Browning,
Mi memoria es tan buen o tan mala como la de Chesterton. Incurre a menudo en pequeños errores, o no tan pequeños, que amigos como José Cereijo, que tienen otro tipo de memoria menos creativa, se ocupan de señalarme. A veces les hago caso y a veces no. Hace poco cité unos versos de Baroja que me gustan mucho, pero me gustan cómo yo los recuerdo, no cómo los escribió Baroja. La memoria de los lectores fue durante siglo el colaborador más eficaz de los poetas. La mía, como en tiempos de Homero o de los romances, sigue colaborando.
Por la tarde, en el Vetusta, termino Los motivos de Aurora de Erich Hackl. No me animó mucho a leerlo el que fuera una novela y el que, como cuenta en el epílogo, cuándo la escribió en 1987 todavía desconocía muchos datos sobre Aurora Rodríguez y su hija Hildegart..Me entero leyéndolo que Hildegart, la desdichada “virgen roja”, no fue el único prodigio que crio Aurora. A los dieciséis años, se ocupó del hijo que tuvo de soltera su hermana soltera. Ese niño, Pepito Arriola, el Mozart español, ya tocaba el piano a los tres años, y se paseó de triunfo en triunfo por la Europa de comienzos del siglo XX.
La novela de Erich Hackl está escrita con la intensidad de una crónica. Aurora Rodríguez mata a su hija para salvarla de sí misma. O eso cree ella y nos hace creer a nosotros Erich Hackl, a quien sin embargo le interesan menos las razones psicológicos o patológicas del comportamiento de Aurora que su significación social, el fracaso en su intento de crear un hombre nuevo, en este caso una mujer nueva, en una sociedad corrupta de raíz.
Jueves, 28 de mayo
DEL TIEMPO DE LOS MEDICI
Si nadie te envidia, no eres nadie.
No utilices razones para convencer a un tonto.
Cuídate de aquellos a lo que has ayudado a alcanzar el poder.
En política no hay reglas, todo son excepciones.
Si eres consejero de un príncipe, ten la habilidad de aparentar que las buenas ideas se le ocurren siempre a él.
A veces, para gobernar bien, hay que hacer el mal.
Un canalla puede ser un excelente hombre de gobierno.
El éxito, cuando es inmerecido, sabe mejor.
La verdad, en política, es solo lo que la mentira que todos creen.
Aparenta debilidades que no tienes, para conseguir la benevolencia de los otros, y no le muestres a nadie las que tienes.
Viernes, 29 de mayo
EL REGRESO
Parque de San Julián, deslumbrante de sol y soledad a primera hora de la mañana. De detrás de la iglesia sale una mujer; del lado de Ventanielles, viene otra. Se reconocen, alzan la mano para saludarse, corren una hacia otra. Yo las veo abrazarse, besarse, recuerdo la fábula de Deméter, la diosa madre, y de su hija, secuestrada en el Hades. Cuando la hija vuelve a la tierra, el mundo vuelve a florecer.
Estos días, me parece estar asistiendo a una resurrección. Con Perséfone regresa la vida a los parque y a las calles, y el murmullo que asciende de las terrazas es la banda sonora de la felicidad.