Sábado, 24 de septiembre
CON PEDRO SÁNCHEZ
“Veo que sigues, desde el fracaso de la investidura de una gobierno regeneracionista presidido por Pedro Sánchez, desengañado de la política, sin querer hablar más del tema”, me dice mi amigo Ángel Alonso.
¿Desengañado yo? Conozco lo suficiente a los seres humanos (entre los que creo incluirme, aunque haya quien lo dude) como para desengañarme por tan poco. Pero no digo nada porque nada puedo hacer para desenredar el atasco en que nos hemos metido los ciudadanos españoles. Los ciudadanos, ¿eh?, no los políticos, ese habitual chivo expiatorio.
Hace una encuesta El País –mi monstruo favorito, mi desengaño mayor– y el resultado es que los españoles quieren que los partidos pacten y que no haya nuevas elecciones. Y los políticos –especialmente uno– quedan como los malos de la película. Lo que no dice es que no todos los españoles queremos los mismos pactos: el que desea la derecha, El País y los más casposos caciques del PSOE resulta inasumible para los votantes socialistas. El que desea la mayoría de centro-izquierda de esta país –un gobierno del Partido Socialista con el apoyo de Ciudadanos y Podemos– resulta inaceptable para Ciudadanos y para el sector mayoritario de Podemos. Son los votantes los que no se aclararon en la anterior elección, no los políticos, que hacen lo que pueden.
Y yo estoy muy orgulloso de haber votado a quien voté. Está haciendo lo mismo que hizo Rodríguez Zapatero y que sirvió para que tantos le crucificaran: respetar sus promesas electorales. Zapatero prometió retirar nuestras tropas de Irak. Cumplió. Y la España de la derecha sin complejos y la de la derecha que no se atreve a decir su nombre se llevó las manos a la cabeza: ¡Eso era traicionar a nuestros aliados! A Pedro Sánchez le votamos para que nos librara de Rajoy, no para que lo apuntalara. Y está cumpliendo como un campeón. Esperemos que siga resistiendo.
“¿Y qué crees tú que va a pasar?”, me pregunta mi amigo Ángel.
Sé lo que me gustaría que pasara, no lo que va a pasar (aunque me lo imagino). Yo quisiera un acuerdo de mínimos, por el bien de España, que llevara al PP a la oposición y le permitiera regenerarse, librarse de todas las Ritas Barberás, empozoñadas de corrupción, que aún tiene entre sus filas, la principal al frente del gobierno. Es probable que, al año, o a los dos años, por desacuerdo entre las cainitas fuerzas de izquierda, hubiera nuevas elecciones y volviera la derecha al poder. Pero sería otra derecha, ya lavada de cara, con toda la cochambre en la cárcel o en casita escribiendo sus memorias y disfrutando a escondidas de lo robado.
Eso es lo que a mí me gustaría. Lo que supongo que habrá (porque me imagino que los “barones” no se atreverán a romperle las piernas a Pedro Sánchez, que es como rompérselas al Partido Solialista, haciendo que parezca un accidente) serán terceras elecciones. Y eso puede ser bueno o una hecatombe. La derecha decente que votó a Ciudanos quizá se tape las narices y vuelva al redil del Partido Popular y a su Rita Barberá con pantalones. El lobo de Podemos les asustará para que sigan ese camino y les animarán los Javier Fernández y los Fernández Bara de este mundo.
“Y también Felipe Gónzález, el amigo de Venezuela, al que tú votaste siempre”.
No me lo recuerdes. Qué de vueltas da el mundo.
Domingo, 25 de septiembre
EL PUTO AMO
La moraleja que se deduce de El hombre de las mil caras es que, como la educación de un caballero, la de un corrupto empieza cien años antes de su nacimiento.
¡Ese palurdo Roldán, acumulando su botín como quien se ata una soga al cuello! Veo la película de Alberto Rodríguez con doble incomodidad. Yo también viví esa época. Primero, Roldán ocupando páginas y páginas en los suplementos dominicalesy siendo adulado como el mejor director de la Guardia Civil de la historia; luego, las primeras informaciones en Diario 16 sobre su fortuna secreta. No me las creí, no nos la creímos, como no me creo ahora esa presunta conjura de los barones socialistas. Lo atribuimos a una de tantas campañas de la derecha para desprestigiar al gobierno de Felipe González. Y de pronto, el mazazo de la huida.
Lo que pasó desde ese momento es lo que vemos en la película. Francisco Paesa le fue desplumando minuciosamente y, cuando ya tuvo en sus manos todo lo que el otro había saqueado, se deshizo del interfecto vendiéndoselo al gobierno del España por una buena cantidad. Llegó envuelto en el papel de regalo de unos falsos papeles de Laos, la ingeniosa coartada que le sirvió para que Roldán, el timador timado, se pusiera por sí mismo en manos del ministro bicéfalo, el ojeroso Belloch.
No, el puto amo de la España de la corrupción no es Bárcenas, como dicen en El intermedio; el puto amo es Paesa. Qué tío.
Miércoles, 28 de septiembre
EN LA LISTA NEGRA
Hice una apuesta y gané. “¿A qué en La Nueva España ni siquiera mencionan la rueda de prensa en la que el Viceconsejero de Cultura informará de la donación de mi archivo y mis libros a la biblioteca de Asturias?”, dije en la tertulia.
–Cómo no va a informar. Le dedicará un recuadrito pequeño, porque no les caes bien, pero informará. Es su obligación. No es un favor que te hacen a ti, es su obligación con los lectores.
Pero a los lectores, a los que consideran que tienen cogidos por el cuello, al menos en Oviedo, se los pasan por debajo del puente colgante. Como el maltratador, que no soporta que la mujer a la que desprecia le abandone, no entienden que un colaborador encuentre otro lugar más de su gusto. Se convierte en un objeto a batir.
–-No exageres. ¿Quieres decir que si un autor asturiano gana el Planeta, en La Nueva España, antes de informar, miran si está en su lista negra?
–-No, en ese caso no. Está en juego la publicidad del grupo Planeta y la publicidad es sagrada. Ya verás como en el premio Alarcos, en el que el Principado suele poner un pequeño faldón publicitario, hablan de mí junto al resto del jurado. Pero si me pongo a un lado en la foto de grupo, me cortan. Ya lo verás.
–-Pues no me imagino yo a Javier Cuervo o a Andrés Montes consultando cada día de quién pueden hablar y de quién no. Qué humillación.
––A mayores humillaciones hay que someterse para llevar el pan a casa.
Compruebo hoy que he ganado la apuesta. Y siento halagada mi vanidad. Lo veo como una “forma amarga del elogio”, que diría Cernuda (“amarga” no para mí, por supuesto).
Ya no es como antes, cuando lo que no aparecía en un determinado diario no existía para los ovetenses. Aunque aún queda gente así (mi buena amiga Josefina Martínez, por ejemplo), pero su media de edad supera los setenta años. Ahora los lectores consultan Internet y otros medios. Jugar con su derecho a la información para satisfacer inexplicables venganzas privadas parece suicida desde el punto de vista empresarial. Pero allá ellos con su política informativa. Yo ya tengo una medalla más que colgarme: la de ninguneado por el poder mediático.
Jueves, 29 de septiembre
POESÍA Y DESOLACIÓN
De la amargura del día, solo me distrae la presencia de María Victoria Atencia. La escucho leer sus poemas, paseo con ella por las calles de Oviedo y recuerdo el deslumbramiento que me produjeron sus poemas –tan elìpticos, a veces solo un brochazo de música y magia– a finales de los años setenta. Su poesía entonces era patrimonio de unos pocos avisados. Luego vendría la popularidad creciente y los grandes premios institucionales. Eso me fue alejando un poco (uno es así de elitista). Recupero ahora el fervor de entonces y recuerdo cuando la visité en su casa, en el malagueño paseo de la Farola: “Escucho las campanas del puente de los barcos: / septiembre es mes de tránsito y una goleta viene / a llamarme a las islas, / o el cuarto se desplaza / lentamente. ¿Quién parte / junto a los marineros o quien roza mis muebles?”
Lo que no me podía imaginar que ocurriera ha ocurrido. Pienso en la traición del coronel Casado, negociando en secreto con Franco para entregarle en bandeja de plata la cabeza de los últimos resistentes republicanos. Luego Franco hizo el mismo caso de esas negociaciones que harán quienes han pactado la inexplicable traición, el nuevo tamayazo (me imagino a Felipe González jugando a ser el Julián Besteiro de esta asonada).
Lo que Podemos no consiguió con la repetición de elecciones, quebrar al Partido Socialista, lo ha conseguido ahora sin mover un dedo, dejando a otros el trabajo sucio.
Viernes, 30 de septiembre
RESISTE, COMPAÑERO
Apenas puede dormir en toda la noche. Cuando me levanté, creí que todo había sido una pesadilla, pero el embrollo seguía ahí y los periódicos presuntamente de izquierdas aplaudiendo a los amotinados y la derecha brindando con cava y Rajoy, tan parco en sus entusiasmos, marcándose un baile con Rita Barberá o recordando a Celia Gámez: “No pasarán, cantaban los socialistas. / Hemos pasao, cantamos los comisionistas”.
El Parlamento, que representa la soberanía nacional, rechazó la candidatura de Mariano Rajoy. Si ahora, mediante el cambio de votos de diputados traidores, la aprueba se habrá producido una burla a los electores, un golpe de Estado a la brasileña. Y ese gobierno será legal, pero no legítimo. La única solución serían unas nuevas elecciones y que sea lo que quieran los ciudadanos.
Pero aún no todo está perdido. La supervivencia del socialismo depende hoy de Pedro Sánchez, al que quieren defenestrar por el delito de defender en el Parlamento lo que sus votantes le pedimos que defendiera. La vieja democracia caciquil se resiste a desaparecer, la España del juancarlismo no quiere dejar pasos a los nuevos tiempos.