Viernes, 20 de noviembre
NUEVO ELOGIO DE LA COSTUMBRE
Diversos compromisos más o menos laborales, me habían hecho faltar tres viernes seguidos a la tertulia. Nunca antes, en los más de treinta años que llevamos reuníéndonos, había ocurrido algo así. La semana pasada, tras los atentados de París, uno de los contertulios me mandó un mensaje: “Faltas tú, Martín, y el mundo comienza a derrumbarse”.
Sonreí, pero es más o menos lo que yo pienso, aunque no referido al mundo en general, sino a mi pequeño y precario mundo: incumplo alguna costumbre y corro el riesgo de que todo se venga abajo.
Sábado, 21 de noviembre
UNA SONRISA
Se acabaron los días de un otoño indolente que parecía prolongar indefinidamente el verano. Yo, para poner al mal tiempo buena cara, recuerdo un viejo poema chino: “Qué me importa el invierno, / el vendaval la nieve / que nos encierra en casa, / si en tu sonrisa encuentro / un jardín donde siempre es verano”.
Domingo, 22 de noviembre
EL PRIMER PERIODISTA
El azar, que es mi mejor guía de lecturas, me ofrece hoy en el Fontán uno de los tomos del Correo general de España, publicado por Francisco Mariano Nipho en 1771 (es edición facsímil, claro, pero para mi curiosidad lectora vale lo mismo que el original). Comienzo a leer y lo primero que encuentro es que el primer periodista español es también el inventor de la Wikipedia.
Pretende ofrecer una “descripción natural, geográfica y económica de todos los pueblos de España” y para ello necesita de la colaboración ajena: “Pocos podrán alegar pretexto justo para eximirse de ese encargo: todos somos hijos de una ciudad, villa o lugar; y todos debemos interesarnos por la gloria de aquella que quiso concedernos el cielo por patria, sea la que fuere; pues Ulises, con ser Ulises, y un príncipe a quien debió tanto honor la Grecia, no se desdeñó de ser hijo de Ítaca árida, estéril y montuosa. Si cada uno de los hombres hábiles que dan los pueblos de España, formara una relación histórica de su país, sin olvidar el descuidado, pero utilísimo artículo de la Historia Natural, compondríamos una colección de noticias las más importantes para hacer la Historia General de España. Medítese esta pasajera advertencia y se conocerá que a muy poca costa, y en muy corto tiempo, se podría conseguir este plausible proyecto”.
Entre todos lo sabemos todo: es el lema de la denostada y admirable Wikipedia. No necesitó Internet el incansable Nipho para revolucionar el periodismo o para crearlo casi de la nada.
Mientras me tomo un café, leo en este tomo las descripciones de la villa de Alcoy o del Puerto de Santa María, la precisa información sobre el arte de teñir la seda, una real cédula, “a consulta de los señores del Consejo”, por la que se manda que todas las cátedras de las universidades “no sean perpetuas, sino temporales, como son en Italia y en otras partes; porque de ser perpetuas se siguen muchos inconvenientes y daños, especialmente que después que han habido sus cátedras no tienen cuidado de estudiar ni aprovechar a los estudiantes; y de ser temporales se siguen muchos provechos, porque las tornan a proveer y acrecentar los salarios y tener mayor concurrencia de estudiantes y trabajan por aprovecharlos y escriben y hacen que los estudiantes tengan conclusiones y hagan otros ejercicios en las Letras; y así mismo manda que los dichos catedráticos no tengan sustitutos”.
Lunes, 23 de noviembre
UN POCO DE IRONÍA
Decía Pessoa que la ironía es eso que no comprende nadie. Yo procuro no usarla para evitar malentendidos. Pero a veces es demasiado fuerte la tentación.
En Argentina se han celebrado elecciones. Mauricio Macri ha ganado por la mínima. Me imagino que ahora, para que la izquierda y la derecha europea los tenga por verdaderos demócratas, la oposición oficialista de Daniel Scioli hará lo que hizo la oposición venezolana cuando también perdió por la mínima: no reconocer los resultados, organizar manifestaciones violentas en la calle, crear una comisión que viaje por el extranjero pidiendo a los diversos gobiernos que no reconozcan al gobierno de su país salido de las urnas.
Me temo que como no hagan todo eso no van a ser considerados como una oposición verdaderamente democrática. Claro que, a lo mejor, en Argentina no se usan los mismos parámetros que en Venezuela. Solo se usarían si quien hubiera ganado por la mínima hubiera sido Scioli y no Macri.
Mi amigo Abelardo Linares me acusa siempre de defender al indefendible Nicolás Maduro. Y yo ni quito ni pongo presidente en Venezuela (eso que lo hagan los ciudadanos de ese país), simplemente me limito a no comulgar con ruedas de molino.
Martes, 24 de noviembre
LA DIOSA SOLITARIA
¿Bastan unos pocos versos para salvar un libro de poemas? Del de Juan Lamillar, Las formas del regreso, que recibo hoy y leo esta tarde melancólica en Vetusta, me quedo con los siguientes: “Música, yo te nombro / la diosa solitaria / que entrega su consuelo / a todos los que habitan / la soledad del mundo”.
Miércoles, 25 de noviembre
BORGES Y SHERLOCK
No se me va de la memoria un breve poema de Rudyard Kipling del que Jon Juaristi se apropió en uno de sus libros: “¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes? / Nuestros padres mintieron. Eso es todo”.
Se refería Kipling a los muertos de la Gran Guerra, La inmensa y estúpida carnicería que comenzó por un quítame allá ese ultimátum y que todo los que entraron en ella imaginaban como un breve y triunfal desfile.
¿Estamos ahora en una situación semejante? A ratos pienso que sí. Se nos llena la boca con la palabra terrorismo y con que hay que estar unidos contra el terrorismo, pero Turquía derriba un caza ruso para evitar una alianza que pueda acabar con el Estado Islámico, enemigo de su enemigo Al Asad y por tanto, aunque sotto voce, aliado suyo.
Tras los atentados de París, que no podrían haber ocurrido sin la desidia belga a la hora de vigilar a los extremistas, Bruselas se convierte en una ciudad fantasma, con el ejército en la calle y la gente aterrada en sus casas El Estado Islámico consigue así dar un segundo golpe (más eficaz propagandísticamente que el primero) y sin dar golpe. Otros presuntos aliados de Francia contra los yihadistas lo único que hacen es hacerse una foto junto a los rivales políticos ya que están en elecciones y hacer algo, sea lo que sea, les podría restar votos.
A veces pienso, con desesperación, que solo los fanáticos tienen la cabeza clara, saben lo que quieren y actúan de la manera más eficaz osible para conseguirlo.
La tarde se llena de nubarrones negros, pero Sherlock Holmes viene como siempre en mi ayuda. Al pasar por la librería Cervantes lo encuentro reclinado en un sofá, con la pipa en la mano y la mirada perdida en sus abstracciones. Tras él, la pirámide de la plaza de Mayo (un obelisco en realidad) y el inicio de la avenida del mismo nombre. El título no puede resultarme más sugestivo: Sherlock Holmes en Buenos Aires. Enrique Espina Rawson, periodista experto en Gardel, recibió de una lejana pariente suya, fallecida en 2005, entre otros objetos sin demasiado valor, “dos cuadernos forrados en tela roja y escritos en inglés”. Los firmaba el doctor Watson y uno de ellos contenía la historia cuya traducción al español me dispongo a leer.
Lo hago con el mismo estado de ánimo de la adolescencia cuando me evadía de las aristas grises de la realidad con las aventuras del detective que era pura inteligencia envuelta en un montón de manías.
Me desilusiono pronto, sin embargo. Y no solo porque se aluda a una frase (“Elemental, querido Watson”) que nunca aparece en el canon, aunque fuera popularizada por el teatro y las parodias, sino porque sobra costumbrismo bonaerense y falta magia. Estoy en condiciones de decirle a Enrique Espina Rawson que esos cuadernos que heredó de su lejana pariente son falsos, no los escribió el doctor Watson, sino un desmañado imitador.
Pronto dejo de lado la historia del cuaderno rojo y me imagino yo otra en la que una atribulada dama porteña, Elsa Astete, recurre al detective, que ha sido invitado por Victoria Ocampo a dar una serie de conferencias en Buenos Aires, para que encuentre a su marido, del que no ha vuelto a saber nada desde que salió una mañana a su trabajo en la Biblioteca Nacional.
Me distraigo de los sinsabores de la realidad escribiendo una página apócrifa del diario de Bioy Casares en la que este, testigo mudo y divertido, reproduce el diálogo entre el detective y Jorge Luis Borges en una confitería cercana a la Recoleta: “¡Cómo le envidio, Sherlock! Usted nunca cometió el error de casarse. Yo poco menos que tuve que salir de casa saltando por la ventana para escapar de esa trampa”.
Jueves, 26 de noviembre
SIEMPRE EN GUARDIA
“¡Qué mal tratas a tus amigos! A veces pienso que es más cómodo ser enemigo tuyo que amigo”, se queja un amigo escritor que no ha recibido de mí la elogiosa reseña que esperaba sobre su último libro.
Y me temo que tiene toda la razón. A los rivales que no dan la talla me limito a ignorarlos. No hablo de ellos ni bien ni mal. Pueden decir de mí lo que quieran: no entro en polémicas. Me gustan las peleas, para qué lo voy a negar. Pero escojo a mis contrincantes: todos han de tener un cierto nivel y respetar las reglas. Como en el boxeo, hay ciertos golpes que están prohibidos y descalifican para el combate.