Domingo, 26 de octubre
INCREÍBLE
¿Qué vida no es un fracaso si se repasa en una noche de insomnio? ¿Quién no tiene mucho de que arrepentirse? Pero luego, al levantarse, la mañana es tan azul, el día de otoño tan espléndido, que cualquier cosa –el aroma del café, el periódico aún sin abrir, el revoltijo del Fontán– me parece un inmerecido, principesco regalo.
“Ya sé, ya sé, le digo a mi yo más depresivo. No soy nada, nunca seré nada, ni siquiera me he casado y a mi edad ya debería haberlo hecho por lo menos tres o cuatro veces. Me jubilaré siendo el último del escalafón. Pero en días como hoy tengo la impresión de que la vida está enamorada de mí. Increíble, ¿no? Con tanta gente guapa como hay en el mundo... Debe ser que le gustan quienes se apartan del rebaño”.
Lunes, 27 de octubre
DOS AMIGOS
Se inaugura la exposición sobre Víctor Botas en la Biblioteca del Fontán. No soy capaz de escuchar las intervenciones. Encerrada en las vitrinas, está también una parte de mi vida, que se fue para siempre sin que yo me diera cuenta. Cuando vuelvo de aquellos días de 1980, los primeros de la tertulia, al tiempo presente, escucho las palabras de Paulina:
––Y termino con versos de dos buenos amigos suyos. El primero es Horacio y su “Non omnis moriar. Exigi monumentum aere perennius”. Víctor Botas también, como su admirado vate latino, ha levantado un monumento, aunque de frágil papel, más duradero que el bronce. El segundo amigo es José Luis García Martín, con quien tantas discrepancias le unían. Los versos finales de su poema “In memoriam” me sirven a mí también para terminar mi intervención: “La Muerte, que todo lo puede, / mientras yo tenga vida, / contra tu voz no puede”.
Sonrío. Mentiría si dijera que me molesta verme colocado al lado de Horacio.
Martes, 28 de octubre
HISTORIAS DE ESPAÑA
En la historia de un país, como en la de cualquier persona, cuentan tanto los recuerdos como los olvidos. ¿Quién se acuerda hoy de la guerra de Ifni? ¿Quién recuerda que fue una provincia española, tan legalmente española como Teruel o Tenerife? Un viejo número de Blanco y negro, de enero de 1958, me lleva a ese tiempo olvidado. “Qué son, cómo actúan y quiénes componen las bandas que atacaron las provincias de Ifni y Sahara español” se titula uno de los artículos: “El derecho de España sobre Ifni es indiscutible. De ahí la negativa de Rabat a plantear sus aspiraciones a aquel territorio ante el Tribunal Internacional de La Haya y su insistencia en discutir el asunto ‘mano a mano’ con España, que, por otra parte, nada tiene que decir a este respecto”. Como no tienen razón, los marroquíes acuden a la fuerza y grupos de bandidos y de comunistas atacan a las tropas españoles, pero “sus continuas razzias en busca de alimentos les han ganado el odio de la pacífica población civil que los padece”.
La exaltada retórica del artículo, su defensa de la legalidad y de la unidad de España no impidió que, en 1969, España cediera a Marruecos ese territorio, como luego haría con lo que legalmente era otra provincia española, el Sahara. Y aquí paz y después gloria. Las leyes las hace y las deshace, a su conveniencia, el que manda.
Pero aún hay más en ese número de una vieja revista. Mercedes Formica entrevista a una joven escritora que acaba de ganar un premio importante, el Nadal. La primera novela que había escrito no le gustó nada a su marido; le dijo que era muy mala, que la rompiera. La segunda, por si acaso, la escribió a escondidas y la envió al premio bajo pseudónimo.
––No olvidaré mientras viva la noche del concurso. Acosté a la niña muy temprano y animé a mi marido para que se marchase al Gijón. Temía que si se quedara acabaría contándole la verdad. Yo estaba nerviosísima. Aborrezco la radio y por esa razón no tengo aparato en casa. A las diez de la noche no pude resistir más y bajé a la portería para pedirle prestado el suyo a la portera. No encontraba Radio Barcelona y solo cogía una emisora que transmitía sin cesar fados portugueses. A eso de las doce de la noche di al fin con Radio Barcelona. Se oía muy mal, pero aún así pude escuchar la lista de los primeros seleccionados. Estaba entre ellos. Para celebrarlo me bebí un vaso de vino. Hubo luego varias votaciones y en las tres mi novela obtuvo siete votos. Al final de cada una de ellas, me bebí otro vaso de vino. Luego ya no pude captar Radio Barcelona. Cada vez que lo intentaba salía un señor hablando en portugués. De repente sonó el teléfono. “¿Es usted Sofía Veloso?”. Ese era el pseudónimo con el que me había presentado. Cuando mi marido llegó a casa, se encontró con un periodista que le dijo que yo había ganado el premio. Le pareció una broma. “¿Sabes lo que ha pasado –me dijo al entrar–, que la gente dice que tú eres Sofía Veloso, la que ha ganado el Nadal? Qué absurdo. Ahora tendremos que desmentir la noticia”. Yo bajé la cara como avergonzada y le dije: “Sí, Rafael, yo soy Sofía Veloso. Tú te alegras, ¿verdad?”
La vida de aquella mujer era muy simple y muy representativa de las mujeres de la época: “Desde las ocho y media de la mañana en que me levanto, a las ocho de la noche en que acuesto a mi hija, me dedico a la casa, a mi marido y a la niña. A las ocho me pongo a escribir, hasta las doce o doce y media de la noche. A veces me paso todo el día esperando esa hora. Otras, las menos, acompaño a Rafael al Gijón”.
Esa mujer que teme que su marido se enfade al enterarse de que se ha presentado a escondidas a un premio literario y lo ha ganado se llama Carmen Martín Gayte.
1958, Sidi Ifni era una provincia española como cualquier otra y Carmen Martín Gayte era una mujer española como cualquier otra: su obligación, cuidar de los hijos, del hogar y del marido; si escribía, debía hacerlo medio a escondidas y procurando no enfadar al señor de la casa, también escritor, Rafael Sánchez Ferlosio.
Miércoles, 29 de octubre
PSICOSIS DELIRANTE
“El nacionalismo es una psicosis delirante” afirma hoy Félix de Azúa en un artículo de El País. Yo estaría de acuerdo si el “es” lo sustituimos por un “puede llegar a ser”. Lo mismo que el antinacionalismo. Veamos un ejemplo de esto último. En su artículo cuenta que un amigo suyo oyó a no se sabe quién un disparate a propósito de Cataluña, que en Youtube hay un video en que alguien disparata también sobre el tema y “ni uno solo de los 300 historiadores subvencionados para los fastos de 1714 ha desmentido esas quimeras”. Como si no tuvieran otra cosa que hacer los historiadores que visionar los miles y miles de videos que se amontonan cada día en Youtube y corregir sus desaciertos. De esa incuria de los historiadores deduce Azúa “lo más temible del nacionalismo catalán”: el desprecio a los votantes.
¿El desprecio a los votantes? ¡Alto ahí, señor Azúa! Usted puede opinar lo que quiera, pero debe respetar los hechos, aunque sea un intelectual aficionado al humorismo. Las últimas elecciones a la Generalitat las ganaron los partidos que pedían una consulta independentista. Trataron de cumplir su programa. Se lo impidió el gobierno de España recurriendo la ley de consultas ante el Constitucional (que todavía no se ha pronunciado al respecto, aunque la ley se haya suspendido cautelarmente por exigencia del gobierno); buscaron luego otra manera de cumplir con la voluntad de los electores y primero el gobierno español se burla de esa otra manera (un sucedáneo, una farsa), después busca la forma de impedirla… Hombre, señor Azúa, usted puede opinar lo que quiera, está en su derecho, pero no puede decir que el gobierno catalán desprecia a sus votantes, quien los desprecia, quien trata por todos los medios de que no se cumpla su voluntad de ser consultados, es el Gobierno de España. Y no me parece que este hecho resulte discutible para nadie que no esté afectado por esa “psicosis delirante” que usted, como nos pasa a todos, diagnostica tan certeramente en cabeza ajena, pero no es capaz de verla en la propia.
Jueves, 30 de octubre
LA JUSTICIA MILITAR
Con apasionada inteligencia, sin una sola concesión al melodramatismo ni a la demagogia, recrea Pedro de Silva en El Rector el asesinato legal de Leopoldo Alas Argüelles. ¿Eran otros tiempos? No parece que hayan pasado del todo. Hoy mismo leo que un tribunal militar español ha revocado el procesamiento de tres militares por un delito de torturas cometido en Irak, debido a que los convenios de Ginebra no protegen a los terroristas. Creíamos que protegían a los seres humanos, pero estábamos equivocados. Parece que las leyes internacionales, según los militares españoles, permiten torturar a cualquiera, siempre que previamente se le califique de terrorista. En 1937 permitían condenar a muerte solo por defender la enseñanza laica y participar en un mitin a favor de las viudas y huérfanos de la revolución de Octubre.
Viernes, 31 de octubre
POR QUÉ VIVO SOLO
Amo a demasiada gente como para poder convivir con ella en la misma casa.
Sábado, 1 de noviembre
POR QUÉ NO PUEDO VIVIR SOLO