Domingo, 12 de
noviembre
DETECTIVE LITERARIO
No
soy un bibliófilo, no colecciono libros por su rareza, pero soy sensible al
valor de ciertas ediciones. Hoy, en el paseo habitual por el Fontán, me
encuentro con un muy fatigado ejemplar de La corte de los milagros, editado
por Nuestro Pueblo en la Barcelona de 1938, cuando quedaba poco para la
desbandada. La sorpresa viene cuando me fijo en el autor del prólogo, Antonio
Machado. Es uno de los últimos textos que escribió, al menos de cierta
extensión, y lo leo emocionado mientras tomo un café. No creo que lo haya leído
mucha gente, aunque aparezca en sus obras completas. Da noticias de
Valle-Inclán que no he visto en ninguna otra parte: “La ingenuidad madrileña, o
su inventiva, había hecho correr esta voz: Es el hijo de Julio Verne”..
Últimamente se acumulan la sorpresas
bibliográficas gracias a la que se ha convertido en mi librería favorita, la
del Centro Reto, en la calle Bermúdez de Castro. Abro la primera edición de Grado
elemental, de Ángel González, y en seguida me doy cuenta de que hay un
poema que falta en las siguientes ediciones: “Lección de literatura (a Antonio
Machado)”. Luego seria sustituido por “Camposanto en Colliure”, que no es una
reescritura, sino otro poema. En “Lección de literatura” se menciona a Di
Stéfano, quién lo iba a decir.
También Sobre el lugar del canto,
el libro desvanecido de José Ángel Valente, guarda sorpresas. A partir de 1966
(figura en la solapa de La memoria y los signos), no vuelve a
mencionarlo. Andrés Sánchez Robayna, en su edición de la obra completa de
Valente, solo lo cita en una nota, al incluir en apéndice un poema que no
figura en otros libros. ¿Por qué este empeño en borrarlo? Porque apareció en la
colección Colliure, que dirigía José María Castellet y que suponía la puesta de
largo de una nueva generación, la de los cincuenta, de la que Valente luego
abominaría, pero de la que fue uno de los primeros promotores. Maquillar el
pasado es una reiterada costumbre, no solo entre los escritores. El primer
poema de Sobre el lugar del canto se le escapó por cierto a Sánchez
Robayna –que quizá no ha visto ese libro repudiado-- y no figura en la poesía
completa de Valente.
Me divierte esta labor detectivesca,
que ayuda a ver la historia en su transcurso sin las falsificaciones
posteriores. Recuerdo a José Agustín Goytisolo, en un congreso de los años
ochenta, abominando de la poesía social y afirmando que él no había escrito
nunca el nombre de España en sus poemas. En público –me gustan esos golpes de
efecto-- saqué yo la antología de José Luis Cano El tema de España en la
poesía española y le leí un poema suyo incluido en ella. “¡Pero en las
siguientes ediciones cambié ese nombre por el de país!”, me replicó. Y siguió
con su falseadora tabarra.
No soy un bibliófilo, pero cómo me
emocionan ciertas ediciones, como esta de La redención de las provincias y
La decencia nacional, que también encontré en Reto. Contiene los artículos
que Ortega escribió en 1930, a la caída de la dictadura (entre ellos “El error
Berenguer”, que termina con “Delenda est Monarchia”) y la fecha del colofón
indica que se terminó de imprimir el 26 de marzo de 1931. Me imagino la emoción
con que esas páginas se leyeron entonces cuando todo era ilusionada esperanza.
Lunes, 13 de
noviembre
CLÁSICOS
Hojeo en la mesa de novedades una Historia alternativa de la felicidad, de Juan Antonio González Iglesias, y de pronto me encuentro con unos versos míos cerrando el capítulo que elogia la rutina. Como en la portada se lee “Redescubre las claves para una vida feliz de la mano de los clásicos”, pues me siento feliz en tan buena compañía.
Martes, 14 de
noviembre
DE QUÉ PRESUMO
Ando
siempre presumiendo de inteligencia (dime de qué presumes…), pero parece que
por lo menos la inteligencia emocional no es lo mío. Voy por ahí, como don
Quijote, tratando de deshacer entuertos y solo consigo poner las cosas peor que
lo que estaban. Y me empeño en no dejarme querer por nadie a la vez que me paso
las noches insomne y quejándome de que nadie me quiere.
Miércoles, 15 de
noviembre
TERTULIA
---¿No
sientes, Martín, un poco de envidia de Jordi Gracia? Dice de un promocionado
bodrio lo que todos piensan, que es lo mismo que tú haces todas las semanas, y
se arma tal escándalo que hasta la reina tiene que ir a consolar públicamente a
la autora.
---¡Eso es corrupción! –clama
Rodríguez Rodero---. No la pagamos con nuestros impuestos para que se dedique a
hacer publicidad de sus amigas periodistas metidas a escritoras.
---¡Tanto como corrupción! Tiene
derecho a su vida privada.
---¡No, no tiene derecho! ¡Los reyes
son reyes en todo momento!
---Sí, sobre todo cuando hacen
negocios raros, como el Rey de las Regatas y las Comisiones. Lo de Jordi
Gracia, Bueres, no tiene ningún mérito. Reírse del Planeta en los suplementos culturales ya es una
tradición. Y Lara, el fundador, enseñó a reírse de esas críticas. Los que lo compran
no son lectores de Babelia. Lo que llama la atención es que llama la atención,
uno por uno, a los ilustres miembros del jurado, desde la elegante Carmen
Posadas hasta el erudito, y en los últimos años ridículo poeta, Pere Gimferrer.
Cobrar sustanciosamente por avalar una novela que ni seleccionan y quizá ni
siquiera leen es un caso claro de corrupción. Ese sí, no el de doña Letizia con
el paripé de hacer cola para que una amiga le firme un libro, como si no
pudiera quedar con ella en cualquier momento para que se lo firme.
---Tú publicaste un artículo que se titulaba algo así como “¿Ha escrito Fernando Savater el último libro de Fernando Savater?” y concluías, con muy buenos argumentos que no solo no lo había escrito sino que ni siquiera lo había leído. Imagínate que lo hubieras publicado en Babelia. Se armaría tal revuelo que, la reina no, pero seguro que Santiago Abascal iría a visitarle a su casa para consolarle. Nadie te hace caso y ahí sigues, con más moral que el Alcoyano, como se decía antes, erre que erre todas las semanas desde hace por lo menos cuarenta años.
Jueves, 16 de
noviembre
ESPAÑOLES COMO YO
Hojeo
un libro en La Esquina del Peso, mi rincón de los jueves, cuando se me acerca
un desconocido.
---¿Puedo saludarle un momento? ¿Qué
va a decir usted de lo que está pasando? ¡Estoy deseando leerle el domingo!
---Pues si me lee, ya se imagina lo
que voy a decir. No puedo estar más contento. En la Transición, cuando Suárez,
el riesgo era que los tanques salieran a la calle, ahora la amenaza son las
togas. Salieron los tanques, salieron las togas, salieron bandas de patrióticos
matones, pero entonces y ahora se salvó la democracia.
---¿Y no le parece que intercambiar
una amnistía por tan solo siete votos es dar demasiado por muy poco?
---Me parece que quienes deberían
ser juzgados, y luego amnistiados tras pasar exilio y cárcel, son los jueces
que retorcieron la ley para dar un escarmiento, olvidándose de que deben
aplicar la ley, no sus prejuicios políticos. Y los políticos que los incitaron
a ello. No ocurre solo en España, ocurrió en Brasil, en Argentina, en Portugal.
La derecha ha encontrado un campo abonado en el conservadurismo natural de la
profesión, y en la vanidad de los jueces estrellas, para derrotar a sus
contrincantes políticos. Pero no me gusta escribir de estos asuntos. ¿Para qué?
Cada uno lee a quien comparte sus prejuicios. Para mí el resultado electoral
fue un regalo que ha permitido hacer justicia, justicia de verdad, no esa de
los jueces especiales, caducados y patrióticos (que no son todos ni quizá la
mayoría, por supuesto). Deberían enseñarles a respetar las leyes, cualquier ley,
incluso las que no les gustan. Y a no jugar con ventaja, a pedir la excedencia
si quieren meterse en política. Recuerdo que en el 2017, cuando unos querían
votar y otros impedírselo a toda costa, yo fui uno de los pocos que defendí,
fuera de Cataluña, el que Cataluña (lo mismo que Andalucía o Murcia) tenía todo
el derecho a decidir su futuro político. Pero resulta que mis lectores eran
patriotas a machamartillo. Los ataques fueron constantes y feroces. Pero hubo
una excepción. Alguien escribió: “Si hubiera más españoles como usted, en
Cataluña habría menos independentistas”. Yo creo que Gabriel Rufián, si fuera
sincero, se lo podría haber dicho a Pedro Sánchez en el Congreso. Pero no sé si
como un elogio o como todo lo contrario.
Viernes, 17 de
noviembre
SE RESPIRA MEJOR
Salgo de casa a las diez en punto, como cada mañana, tras haber concluido mi trabajo del día (“nulla dies sine linea”) y cruzo el parque de los Prados bajo un cielo más azul y luminoso que de costumbre. Hoy en España se respira mejor. El nuevo gobierno empieza reparando una injusticia.
Un habitual que firma "Pablo Morales" dice no entender la primera entrada, pero sin quererlo confirma lo que digo sobre que los escritores --como el resto de las personas-- tienden a maquillar su pasado. Al ejemplo de José Agustín Goytisolo se puede añadir ahora otro. Valente afirmó en una entrevista, incluida en el libro El ángel de la creación, que la censura mutiló su libro La memoria y los signos, del 66, impidiendo que se publicara el poema "John Cornford" que ya había aparecido en El lugar del canto, del 63. Pero eso no es cierto. La censura no mutiló nada. Adjunto pruebas.