Sábado, 16 de octubre
DECÍAMOS AYER
“En mi tiempo…”. Me divierte esa expresión que escucho a veces en gente de mi edad. Yo no me siento un superviviente de otros tiempos mejores o peores que ha llegado a una época que no comprende del todo. Más bien soy un hombre de este tiempo nacido antes de tiempo y por eso ha tenido el privilegio de vivir en el pasado y de poder volver a otras épocas de las que guarda memoria personal.
Entre 1972 y enero de 1975 se publicaron las entrevistas que Monserrat Roig reunió en Los hechiceros de la palabra y que, en muchos casos, yo leí cuando aparecieron en Triunfo o Destino. Las releo ahora y me doy cuenta de lo arcaica que era lo que yo viví como eufórica modernidad en aquel final del franquismo. Visita a Josep Pla y por el camino se encuentra “con un labrador empujando, paciente, solitario y silencioso, el arado con un caballo”; antes de saludar al escritor, observa a una mujer “que lava, restriega la ropa con fuerza, en un lavadero situado a la izquierda de la casa si se mira hacia el sur”.
Dos secretarias aturdidas van y vienen delante de una puerta. “Oye, tú, pregunta que cómo se llama el pueblo aquel de Almería donde se ruedan westerns”. Llaman por teléfono a un amigo de la Transmediterránea que quizá se acuerde. Hace falta saber el nombre de ese pueblo porque lo ha preguntado una voz potente que está detrás de la puerta. Esa voz es de Camilo José Cela, que entonces para cualquier duda que hoy resuelve Internet llamaba a gritos a sus temerosas secretarias, como un todopoderoso señor feudal.
Pero no son las condiciones materiales las que nos distancian de aquella época en la que yo comencé a trabajar y publiqué mi primer libro. Nos deja atónitos la barbarie moral. Y quien la manifiesta es nada menos que el escritor que entonces mejor representaba la modernidad, Juan Benet. Cita a Faulkner –cómo no-- y dice que la ética de un escritor deber ser escribir un buen libro, “aunque para ello deba matar a su madre, violar a su hermana, robar a su padre y quemar la comunidad donde vive”.
Solo una boutade del novelista sureño, por supuesto. Pero el autor de Volverás a Región y otros contundente ladrillos de la época parece tomársela en serio: “Probablemente, esas cosas no se ponen delante de uno, pero si se pusieran delante, debería violar a su hermana para escribir bien”. La réplica de Monserrat Roig: “No creo yo que sea necesario violar a la hermana de uno para escribir bien…”. Y la respuesta de Benet: “No, si esa fuera la panacea produciría doble satisfacción en mucha gente”.
Y lo más terrible es que lo escandaloso es el incesto, no la violación. Esa parece que era entonces una actividad bastante normal y bastante corriente, aunque no parece que ayudara a escribir mejor.
Domingo, 17 de octubre
UNA BUENA IDEA
Qué buena idea la que leo hoy en un suplemento dominical. Resulta que una cadena de supermercados holandesa ha decidido instalar, junto a las cajas normales y las cajas rápidas, cajas lentas, para aquellas personas que no tienen ninguna prisa y les gusta tener un rato de conversación con el cajero o la cajera. Personas de edad que por lo general viven solas, la mayoría de ellas.
Una buena idea que espero que pronto se extienda por aquí. No es que yo las necesite, yo soy más bien de alta velocidad. Lo que no nos vendría mal a los que escribimos es que, en los locales que frecuentamos, entrenaran a los empleados para decir de vez en cuando “Muy bueno ese artículo que hoy publica en el periódico” o “Enhorabuena por su último libro, creo que está teniendo mucho éxito”.
Al llegar a cierta edad, unos necesitan un rato de conversación y otros uno o dos elogios diarios, aunque sean mera cortesía. Menos mal que nos queda Facebook.
Lunes, 18 de octubre
EL PEOR POETA DEL MUNDO
----¿Tienes un momento? Te voy a leer unos poemas que aparecen en El Cultural a ver qué opinas de ellos: “Era quien en noche clara de verano se adentraba. / Su último amor ha largo tiempo se le había ido. / Él no se lamentaba. Mas de púrpura se inflamaba / el rubor de la llaga de su corazón herido”.
----No sigas, no sigas. Sé quién es ese autor.
----Stefan Zweig, el peor poeta del mundo si hemos de juzgar por esta traducción.
----Zweig no es el peor poeta del mundo, pero Richard Gross sí es el peor traductor del mundo, al menos en lo que a la traducción poética se refiere. Es austriaco y se atreve a traducir al español, para el que carece de oído literario: “A guisa de introducción” titula un poema; “Solos, ambos a dos” comienza otro. Y cree que lo primero que hay que conservar al traducir un poema es la rima. Ningún ripio le es ajeno, como ningún arcaísmo o ridículo neologismo.
----¡Y no te parece una vergüenza que reproduzcan esas versiones en un suplemento y que en otro los saluden alborozados como un acontecimiento literario.
----Bueno, Abelardo, eso solo indica que la prensa cultural es publicidad por otros medios, que nada tiene que ver con la crítica. Y que la competencia en materia poética es menos abundante de lo que se cree. Hay muchos profesores y estudiosos tan capacitados como Mainer que carecen completamente de ella. Ese libro que todos elogian, Cuerdas de plata, lleva un prólogo de César Antonio Molina.
----¡Le escribiré preguntándole como puede avalar tal disparate!
----En realidad no lo avala.. El prólogo, extenso, que mezcla literatura de viajes con indagación biográfica y ensayismo, merecía un edición independiente. Yo aconsejo a quienes compren este libro, si tienen algún respeto por Zweig y por la poesía, que abandonen su lectura en cuanto terminen la admirable introducción. Y no lo avala porque cuando César Antonio Molina cita la poesía de Zweig no lo hace con los disparates de Gross, sino en la versión de Fernando Maristany, publicada hace un siglo.
Martes, 19 de octubre
QUÉ DISPARATE
No gana uno para sobresaltos. Leo un titular periodístico: “Sánchez aboga por acabar con la inviolabilidad legal del Rey”. Qué disparate, eso supondría un cambio de Régimen. Generalmente los titulares no recogen la literalidad de las declaraciones, pero en este caso parece que se le aproximan bastante. Sánchez estaría dispuesto “a eliminar o matizar la inviolabilidad del rey en una futura reforma constitucional”, una inviolabilidad que habría servido legítimamente en su momento, pero no sirve ya en una democracia consolidada.
El jefe del Estado, estimado Pedro Sánchez, es inviolable y no es responsable de sus actos como jefe del Estado porque sus actuaciones no las decide él, sino el gobierno, que es el responsable de las mismas. Si Felipe VI no puede negarse a firmar un indulto a los líderes catalanes, tampoco puede ser responsable de la posible ilegalidad de esa medida. ¿Queda claro? A la Constitución, en este aspecto, no hay que cambiarla, basta con conocerla, sin mutilarla, y aplicarla, cosa que últimamente –a juicio del Tribunal Constitucional-- parece que no se ha hecho con excesiva frecuencia.
Si yo fuera corresponsal de un periódico importante, en la próxima rueda de prensa de Pedro Sánchez, le diría: “Presidente, en lugar de una pregunta, voy a hacerle un ruego. He traído conmigo un ejemplar de la Constitución. ¿Podría leernos completo el artículo 56.3 y luego el 64, que en él se menciona?“
Después de leerlos en voz alta y en público, con una multitudinaria audiencia por testigo, no se atrevería Pedro Sánchez a decir que hay que eliminar la inviolabilidad del Rey, que le hace a él responsable de su actuación como jefe del Estado, no al monarca, “que carece de responsabilidad”. Ni ningún fiscal, juez o catedrático de Derecho Constitucional se atrevería a volver a afirmar, o a dar a entender, que la Constitución autoriza al rey a actuar en su vida privada al margen del código penal, como un Ceaucescu cualquiera, o que le protege de cualquier actuación legal si delinque, lo que viene a ser lo mismo.
Miércoles, 20 de octubre
ELOGIO DE LA REPETICIÓN
Un escritor debe ser brillantemente monocorde, repetir siempre las mismas cosas, pero sin que nunca nos cansemos de escucharle.
Jueves, 21 de octubre
ES IMPORTANTE
“¿Es importante la cultura para el que se dedica a escribir?”, le preguntaron una vez a Francisco Umbral. “Es fundamental, salvo quizá en el caso del poeta lírico. Pero nunca estorba. Sobre todo porque, si no tienes cultura, ¿de dónde vas a plagiar?”
Viernes, 22 de octubre
A LA ESTUPIDEZ, POR EJEMPLO
Aunque a todo se acostumbre uno, hay cosas a las que no conviene acostumbrarse.