Sábado, 27 de marzo
NUBES NEGRAS
¿De dónde vienen esas nubes negras que de pronto me nublan la felicidad de la tarde? Las conozco bien, son viejas amigas, las tengo encerradas en el sótano y en cuanto me descuido se escapan para hacer de las suyas.
Domingo, 28 de marzo
NOS VEMOS EN EL CAMINO
Nadie menos nómada que yo, pero Nomadland también habla de mí. Salgo del cine, esa costumbre recuperada (¿hasta cuándo?), con los ojos húmedos, lleno de gratitud y dolorida felicidad.
Hay un momento de la película en que la protagonista, para ayudar a un joven que no sabe cómo escribirle a su novia, le recita un poema, el que ella recitó el día de su boda: “¿Deberé compararte a un día de verano? / Tú eres más deleitoso y apacible”. Lo reconozco de inmediato. Se trata de un soneto de Shakespeare. Y qué bien suenan siempre los poemas en la pantalla. Pero a Shakespeare le ganan las palabras de una mujer de 75 años, que sabe que le quedan pocos meses de vida y dice que no le importa. Ha vivido una vida larga y plena y no le preocupa decir pronto adiós, sino que la atormenten antes en un hospital. Enumera unos cuantos momentos de plenitud y yo pocas veces he escuchado palabras más hermosas.
Fern, la protagonista, una maravillosa Frances McDormand, lo ha perdido todo, pero por ella sentimos envidia, no compasión. Cuando flota desnuda sobre aguas transparentes, cuando pasea en soledad por un laberinto de rocas, cuando recuerda a su marido y a su vida feliz en Empire, la ciudad destruida por la crisis del 2008, cuando sostiene a un bebé y siente su diminuta mano en la suya, es difícil no admirarla, no querer ser como ella: fuerte y vulnerable, dueña de su destino.
¿Seguirá habiendo salas de cine dentro de unos años? En las grandes ciudades, sí, como las salas de teatro, pero en las pequeñas me temo que solo habrá ciclos en las Casas de cultura patrocinados por los Ayuntamientos. Tendremos, como ahora, todas las películas que queramos en el salón de casa, pero la emoción no será la misma. Yo ni siquiera habría sido capaz de ver Nomadland de esa manera. Es una película lenta, casi un documental a ratos, con momentos demasiado heridoramente emotivos, que yo trato de eludir: a los diez minutos, habría cambiado de canal. Ante la gran pantalla, en la gran sala casi vacía (ahora todas las salas están casi vacías), no tenía escapatoria: la vida es amor y dolor, belleza y pérdida, y durante un tiempo sin tiempo yo también fui el tímido Dave y la fuerte Fern y recorrí el Oeste americano como los antiguos pioneros, perdiendo y encontrando, encontrando y perdiendo, sabiendo que nada se pierde porque nada se tiene.
Lunes, 29 de marzo
EN QUÉ MARES
La errabundia de este lunes me lleva, ya atardecido, hasta la Concha de Artedo, desaparecida la playa a esas horas bajo la marea alta. Camino por la senda de madera, sobre los cantos rodados que la cercan, hasta el puente sobre el río Uncín, No se puede acceder a él. Un golpe de mar ha arrancado los tablones de madera. A la memoria me vienen viejas historias de naufragios y unos versos de José del Río Sainz “Ante las rocas grises, cenicientas, / el corazón sobrecogido late; / parecen unas grises osamentas / tendidas en un campo de combate. / Se oye el rumor de la resaca sorda / que en nuestras almas temerosa zumba, / mientras pensamos en silencio todos / en qué mares tendremos nuestra tumba.”
Martes, 30 de marzo
NOTICIA Y PROFECÍA
La noticia: “Apalean a un burro por andar de noche por lugares solitarios sin una de las albardas obligatorias”.
La profecía: “Van a acabar con toda la población asnal bajo el peso de tantas alforjas”.
Miércoles, 31 de marzo
ADÁN
----¿Qué te parece, Martín, que el gobierno de España haya decidido copiar al presidente del Principado, tan ridiculizado por ti, y declare obligatorio el uso de mascarilla en cualquier espacio al aire libre aunque no haya ni una persona en cien kilómetros a la redonda? ¿Qué te parece que haya que bañarse con mascarilla o llevarla en una bolsita impermeable y ponérsela en cuando uno asoma la nariz fuera del agua, aunque nade solo lejos de la costa?
----¡Qué me va a parecer! Repito una vez más los versos de Echegaray: “Contra las olas del mar / lucho con brazos viriles. / Contra idioteces serviles, / no hay manera de luchar”. O sea que me rindo. Que hagan lo que quieran, que maltraten todo lo que quieran a la ciudadanía --o a lo que antes era ciudadanía, ahora temeroso rebaño-- y cuiden bien al virus para que siga muchos años más con nosotros. Yo me rindo.
----¿Y qué te parece eso de que la policía persiga, y con el menor pretexto apalee, a quienes andan solos por la noche? ¿Qué te parece que pueda entrar, previa patada en la puerta, si sospecha que en ella más de seis, o quizá solo más de cuatro, personas están pasándolo agradablemente?
----Me rindo, me rindo, ya te digo. Yo no tengo más arma que la razón. ¿Y cómo se puede razonar con quien a las razones contrapone la policía y, si no lo considera suficiente, el ejército? A rendirse tocan –a la fuerza ahorcan-- y a aguantar los años que nos queden de tontemia, que no serán pocos, con vacunas o sin ellas. Y no tengo mala conciencia por dejar de luchar. Creo que ya he hecho lo suficiente. Si la gente está de acuerdo (creo que España es el único país del llamado primer mundo donde no ha habido protestas en la calle, aunque sí manifestaciones para pedir “una ayudita, por favor”), pues con su pan y su mascarilla (se baja un poquito y un bocadito, se baja otro poquito y otro bocadito) se lo coman. Yo no quiero ser como don Quijote apaleado por los galeotes a los que intenta liberar. Me rindo, ya te dije.
----No te acabo de creer.
----Me rindo y veo el lado bueno de la situación. Antes casi no me atrevía a pisar una playa nudista porque me daba vergüenza encontrarme con un vecino o una compañera de la Facultad. Ahora, como tendré que estar con la cara tapada, no hay problema. Me pongo las gafas de sol y el incógnito es total. ¡Cómo voy a disfrutar haciendo el Adán entre las olas o sobre la arena!
Jueves, 1 de abril
LA CLAVE DE LA FELICIDAD
Tener un gran amor imposible y muchos pequeños amores posibles, esa es la clave de la felicidad. A mí ya solo me queda, como cuando era menos joven, tener un gran amor imposible.
Viernes, 2 de abril
VIVA LA CONSTITUCIÓN
Lee un amigo la reseña que dedico hoy en el periódico al libro La armadura del rey y me llama burlón: “O sea, que todo el mundo –políticos, periodistas, jueces, catedráticos—han entendido mal lo de la inviolabilidad del rey, todo el mundo menos tú.”
----Eso parece.
----¿Y no resulta más lógico pensar que eres tú el equivocado?
----Pero es que no lo digo yo, sino la Constitución. Lee el artículo 56.3 completo, algo que nadie suele hacer. El rey es inviolable en todos aquellos actos que no puede realizar sin el refrendo del gobierno, que asume la responsabilidad de los mismos. Esos actos, ante el menor indicio de criminalidad, deben ser investigados para poder exigir a quien corresponda –el presidente del gobierno o uno de los ministros-- la responsabilidad de los mismos. A los actos del rey que no necesitan refrendo del gobierno no les afecta la inviolabilidad.
----Esa es tu opinión.
----Eso lo que dice la Constitución, salvo interpretación contraria del tribunal constitucional que, por lo que yo sé, hasta la fecha no se ha pronunciado al respecto. Si ese tribunal interpreta que la Constitución permite al rey robar o matar, sin refrendo del gobierno, amparado en su inviolabilidad, pues yo lo acataré, pero hasta entonces me fío más de lo que afirma textualmente la Constitución que de Adriana Lastra o de cualquier catedrático de derecho constitucional.